miércoles, 6 de febrero de 2008

Immutémur hábitu


Una de las características más notables del eucologio de nuestra Liturgia Romana, es la capacidad de síntesis: Una sóla oración puede condensar un credo, o un breve tratado. La de la Feria IV Cínerum es un resumen completísimo de la espiritualidad de la Cuaresma:

Concéde nobis, Dómine, praesidia militíae christianae sanctis inchoáre ieiúniis , ut. contra spiritales nequitias pugnatúri, continentiae muniámur auxiliis. Per Dnm. Ies.Xtum...etc. Amen

La versión del Misal español, es aproximada, pero conteniendo lo mismo y también con esa concisa y profunda expresividad.

Señor, fortalécenos con tu auxilio al empezar la Cuaresma, para que nos mantegamos en espíritu de conversión; que la austeridad penitencial de estos días nos auxilie en el combate cristiano contra las fuerzas del mal. Por Ntrº Sr. Xtº...etc. Amen.

Con estos conceptos: "fortaleza", "auxilio", "conversión", "austeridad", "combate", "fuerzas del mal", se está enunciando una doctrina completa. Destaco ese "combate cristiano contra las fuerzas del mal", que parece decir que sólo es posible combatir el mal ( o al mal ?) con fuerzas cristianas, y que lo que existe en el mundo es un gran combate cristiano contra el mal (el Maligno) y sus fuerzas, combate que tiene momentos, tiempos, en los que se precisan fuerzas especiales, como en cualquier guerra.

Una cuestión: Cuando crecen las dificultades, aumenta la gracia, pero ¿porque la gracia abunda se crecen las fuerzas oponentes? En Cuaresma que es tiempo de gracia, aumentan también en proporción los embates del mal...?

Aclaro, conste, que no planteo estas cuestiones pensando en la actualidad de España y las fuerzas malvadas de zpeses y demás récua mohina. Yo pensaba "in génere", sin descender a detalles de maldades pedestres; pero valgan - ¿por qué no? - también como casuística de ejemplo.

Volviendo a la Cuarema y sus cosas, le encuentro especial sentido a una de las antífonas de la ceniza: "Immutemur hábitu..." cambiémonos el vestido, la indumenta, la vestimenta. Como una necesidad quasi higiénica, de urgencia. Pero la antífona sigue dura, muy dura: Pretende que el vestido nuevo sea de sayal, cilicio con ceniza, y que rompamos a llorar, vueltos al Señor: Un clamor penitente, todos magdalenas desmelenadas y jerónimos calvorotas con calaveras en las manos y flagelo en el lomo. ¡Qué espectáculo!

Esas cosas impresionan. Y si se hicieran con sinceridad y coherencia, serían una conmoción definitiva: Una conversión (no una revolución).

Pero todavía, los postmodernos, hablan de revoluciones y no de conversiones.

Nosotros, otro año, hemos vuelto al pregon del immutemur con sus cenizas, ayunos y cilicios: Nos damos cuenta de que nos hacen falta...o no?



Una delicia sevillana, un pellizquito del Miserere de Eslava, para pasar mejor el trago cuaresmal (Sí: el tenor es regularcillo tirando a peor; no, esa Iglesia tan feísima no es la Catedral de Sevilla, faltaría más. Pero es que no he encontrado otra cosa...y la calva de Luís Izquierdo me despistó y pensé que era en y luego no era en, si me explico).

+T.