sábado, 17 de noviembre de 2007

Atracciones

Hasta el ejido habían cinco o seis manzanas de casas, con sus calles que se hacían callejuelas a medida que se distanciaban del centro del pueblo. También las casas iban desmejorando; las primeras del ejido eran casuchas viejas, bajas, con el tejado hundido.

Dos hileras de portalones se abrían a uno y otro lado de la anchura, que no era plaza. El taller del talabartero, cuatro o cinco cuadras de caballos, otras tres o cuatro vaquerías, un corralón de cabras, una herrería de rejas, el taller del carretero y, al final, en la esquina de la cuesta de la tahona vieja, el matadero.
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El matadero estaba medio techado, con una patio delante mismo del cancelón de entrada que estaba a la intemperie. Allí, en la entrada, había dos pilares con argollas para amarrar las reses, y un pilón corrido con un caño que traia el agua desde la fuente del Barrero. El pilón rebosaba y el empedrado del patio tenía siempre charcos, que en invierno se helaban y las vacas y los becerros resbalaban.

Lo techado era una nave alta, como una crujía grande. Un poyete doble, como una grada, corria a lo largo de dos de los muros; en el de enfrente había otra pila grande, también con agua corriente. Y en medio de la nave otros dos pilares cuadrados, con argollas en las cuatro caras, y una especie de gradas en dos de los lados.

Al llegar los terneros, los chiquillos se subían excitados a las gradas altas, viendo cómo los hombres tiraban de los cabestros y metían dentro los animales. Si una becerra o un añojo se soltaba, el espectáculo duraba mientras los hombres más jóvenes y los más fuertes conseguían atar otra vez al animal, que daba vueltas por la nave embistiendo a todos los que cogia por en medio.

Cuando estaba la res bien sujeta a la argolla, un matarife subía por detrás a una de las gradillas del pilar, y con la puntilla clavaba un golpe en la nuca del animal, que caía al instante al suelo, abierto de patas. Algunas veces no acertaban a dar el puntillazo en el sitio, y el becerro levantaba violento la cabeza, como embistiendo con la cornamenta hacia atras, hasta que repetían el golpe de puntilla y se desplomaba.

Los chiquillos bajaban de las gradas y se ponían alrededor del animal recien sacrificado, viendo cómo le cortaban a tajos la cabeza, y lo abrían en canal y salían las tripas y la panza, que recogían para lavarlas en la pila, y otros desollaban al animal, colgado en unas argollas del muro, para el descuartizado. La sangre la removían en una tinas de madera, metiendo los brazos arremangados hasta el codo.

El suelo de cemento del matadero tenía rastros de sangre, y de pisadas de los botos altos de goma de los hombres. Toda la nave olía a sangre de reses y a carne recien desangrada, que se pegaba a la ropa y olía después todo el dia, como los carniceros, que llevaban encima el olor, y en sus casas también olía a sangre y a carne.

Siempre había alguno que se hacía con la cornamenta de un becerro o una vaca, y se ponían a jugar a toros ; cuando se cansaban la tiraban y los perros iban a roerla.

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Retro-memoria

Uno de los más peligrosos potenciales de todo gobierno, el que sea, es poder dirigir la atención de la gente hacia un determinado punto, tema, cuestión etc. previamente determinado; así ha sido siempre.

Pero en la actualidad tal potencialidad está más en manos de los medios, que la usan y abusan.

Pero no se puede considerar capaz y apto a ningún gobierno si no tiene habilidades, recursos y/o medios para gobernar y dirigir los medios.

En ese ten-con-tén se debaten las politiquerías desde, por lo menos, la aparición de la prensa amarilla, allá por los años de la guerra de Cuba, el hundimiento del Maine, etc. etc. etc. y Citizen Kane.

Un gobierno que se precie y siga reactualizado y reciclado el programa de Niccoló Machiavelli, hará que la gente vea lo que el gobierno quiera que la gente vea; mientras menos se note que es voluntad del que gobierna que la gente conceda atención a esto u aquello, mejores artes tendrá el responsable de la acción para ser reputado como apto gobernante.

Primero es focalizar la atención; la reacción de la gente será lo segundo, pero será sólo una consecuencia de lo primero. Es como dirigir un cañón de luz sobre el público de una sala e iluminar una parte, un grupo, una pareja, una cara. O como cuando en una clase el profesor escribe en la pizarra y señala luego con el puntero: Captar la atención y dirigirla.

La tropa de Zp lo está haciendo muy bien: Han dirigido la atención de la gente setenta años atrás, nada menos. Además a una zona tenebrosa de la memoria que mejor debería estarse quieta en la memoria de los pocos directamente afectados por aquellos oscuros tiempos que todavía viven. Pero el foco ha iluminado toda la galería de terrores de hace tres cuartos de siglo, y el espanto puede que esté dando resultados de espanto.

En lo que llevamos de semana, en Sevilla, capital de la Tierra de María Santísima (y del cacique Chaves y el señorito Arenas y la ministra reidero de Fomento y la otra ministra que fue de in-Curtura y del caricato Menteserrín etc. etc. etc.) en esta Sevilla decía, profanaron la otra noche con una pintada un retablo callejero de la Macarena, tiñeron con los tricolores ominosos de la republica-ca el atrio de la Basílica de la Macarena, y quemaron ayer en la Alameda un poster de la Macarena (dos valientes encapuchados, que todo se aprende cuando se ve tantas veces y los encapuchados que queman banderas y otras insignias insignes ya no son aborígenes de las Vascongadas, sino que hasta los hay en la Alameda de Hércules de Sevilla - el barrio donde viven las mamás de los encapuchados, supongo -).

Con el refresco de la memoria de la ley de la memoria histórica de Zp y su tropa, se han acordado de que en la Basílica de la Macarena está enterrado el General Queipo de Llano que se alzó en armas contra la republica-ca (la 2ª) un Sábado 18 de Julio de 1936. Y por eso lo de profanar, pintar y quemar lo macareno.

¿Y qué más? ¿Y ahora qué? ¿Qué?

Los prudentes que comen del pesebre del presupuesto general del estado - ya sean psoeros, ya peperos, ya de peor calaña - dicen que calma, que calma; que vamos a callarnos, que ya está bien. Pero no está bien: No-está-bien.

No está bien porque desde las filas de la piara y sus cómplices se mira, se rie, se sonríe, se guiñan, se dan con el codo, y se dicen por lo bajo : "Ahí, para que aprendan!" (esto dicho por lo fino, que en el lenguaje de la calle y la mala lengua de la granujería política se dice y suena peor, muchísimo peor).
A los que han atentado contra los "símbolos", no les va a pasar nada, porque ejercen su derecho de memoria histórica y libre expresión, garantizados por la ley, por supuesto. A los que sí les puede pasar es a los que se atrevan a partirles la boca, la cara, y el morro a los encapuchados valientes (esos que vivirán donde sus mamás, por la Alameda).

Por la Alameda por donde pasa la Macarena en la Madrugá, con sus miles de nazarenos macarenos y su Centuria. Y va a pasar. Y no sé que podrá pasar.

La paradoja es que la canalla se ha acordado de un general muerto hace cincuenta años, y no se fijan en algún asesino de los de entonces que todavía vive y hasta cobra espléndida pensión del erario, el infame.

Y así.

Son los aciertos de la propaganda memorístico-publicitaria que mal-gobierna España señalando con el puntero la España de hace setenta años.

A ver cómo deriva la cosa, de aquí a Marzo...y de Marzo hasta donde Dios quiera. A ver.

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